MAÑANA

MAÑANA

MAÑANA

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Lo miró con deseo, lo miró con rabia…. Realmente Mario nunca supo como definir su relación.
Abría y cerraba la caja a gran velocidad escrutando el interior, tan solo quedaba uno, y Mario sabía que se tenía que deshacer de él antes de que le descubrieran.
Tenía la boca seca, y un sudor frío le helaba la frente, sabía que cuando acabara con él, todo sería distinto.
Ya se lo habían advertido -Nada será igual Mario, ya verás- le comentó aquel que con más insistencia le había conminado a hacerlo.
No había vuelta atrás, o sí?, muchos antes que él lo habían intentado sin éxito.
Esta vez, dejó la caja sobre el alfeizar de la ventana y se dedicó a mirar el reloj una y otra vez, hasta que le llegó a parecer que se hubiera parado el tiempo.
Las 23:55 –Ya es hora- comentó Mario sin dirigirse a nadie en especial.
A lo lejos se escuchó una voz –Mario, cariño, ¿no estarás fumando?, me prometiste que hoy lo dejabas.
Con dedos hábiles y acostumbrados a ello, se acercó el cigarro a la boca, encendió el mechero e inspiró una larga y honda calada que le inundó los pulmones. Al mismo tiempo que expulsaba el humo, murmuró muy bajo –Sí Cariño, te lo había prometido, pero hoy no, será……….

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Pastel sobre lienzo de José A. Barquilla

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Kino Barquilla-Enero 2016- © Derechos registrados